El perdón


¡POR FAVOR ESPERA!

Nunca digas: “¡Yo me vengaré!” Mejor espera en el Señor y Él te salvará. (Proverbios 20:22)
Cuando decimos: “Yo me vengaré”, se hace manifiesto el estado del corazón,  “…porque de la abundancia del corazón, habla la boca.” (Lucas 6:45)

La anterior declaración deja en evidencia el enojo y el resentimiento que hay dentro, producto de las heridas que aún no han sido sanadas.

Cuando declaro: “Me voy a vengar”, indica que no he perdonado las ofensas recibidas. He estado en una prisión de dolor donde definitivamente el perdón es la única salida.

El perdón es la cura para el alma  Significa dejar libre al que nos ha causado daño y gozar nosotros de plena libertad.
“Esperar en el Señor” es igual que entregarle a Dios esos asuntos que lastiman.

Es aquí cuando se hace urgente ORAR de manera específica, haciendo la entrega y renunciando al resentimiento. Ya el Señor se encargará de sanarnos y de restaurarnos como lo ha prometido.

Dios nos salvará. , Él nos hace libres. Nos salva de las consecuencias de mantener guardado en el corazón sentimientos de ira y de venganza.

Darle rienda suelta a la ira es sumamente delicado,

¿No has sabido tú que muchos males ha causado?

 “Espera en el Señor y Él te salvará”

¡Por favor no te apresures a hacer mal alguno aunque hayas sido agraviado!

Dios se ocupará de la situación si te rindes a Él y le entregas lo que te agobia.
Tomemos la decisión en este día de echar toda nuestra ansiedad, ira, enojo, resentimiento, dolor… sobre el único que  puede salvarnos: DIOS



Que seamos mansos y humildes de corazón,
Es una orden que nuestro Dios nos ha dado.
Ésta orden es dada como muestra de su amor,
Esperaré por tanto en ti !oh Salvador amado!


Sea tu misericordia sobre mí,
¡Por favor Señor lleva mis cargas!
Hagamos un intercambio, ¿SÍ?,
Tú sabes que quiero recibir de ti,
Lo necesario para estar en calma.
 
Necesito la dulzura de tus palabras,
Que cambian la tristeza en danza.
Necesito oír tu voz que alienta mi alma,
¡Oh Ven Señor Jesús, aviva mi esperanza!
 
Que Ahora huya el dolor ante tu majestad,
Que cesen mis ojos cansados de llorar.
Que por un instante mi voz tenga que callar,
Viendo tu salvación en medio de la tempestad.
 
No es un desahogo con los hombres,
No es expresar al aire lo que siento.
Delante de ti Señor nada se esconde,
Para dejar en reserva un sentimiento.
 
Muchas veces la ira y el dolor han llegado,
Y a la puerta de mi corazón se han asomado.
Le han causado profundo dolor a todo mi ser,
Y en gran intensidad lo he experimentado.
Pero infinitas gracias le doy a Jesús de Nazaret,
Quien está conmigo y nunca me ha dejado.
 
Hoy vengo una vez más a ti Señor Jesús,
A refugiarme en tus brazos, a buscar tu ayuda.
Estoy necesitada de tu palabra, me urge tu luz,
Para poder caminar en este valle sin amargura.
 
  


 

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