Consolación
CUANDO
AFLIGIDOS ESTEMOS
Porque
no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su
rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó. (Salmos 22:24)
Qué refrigerio es para mi alma encontrarme con este
texto y descubrir que el Señor aprecia y toma en cuenta mi aflicción. Que Él no
esconde su rostro de mí, sino que me escucha cuando le clamo.
El Señor no menosprecia nuestras aflicciones porque son
para Él de gran estima.Respecto a esta situación del alma, por medio del rey David declaró:
“Muchas
son las aflicciones del justo, pero de todas ellas les librará Jehová.” (Salmos 34:19)
Este texto es puesto en paralelo para entender que
cuando estamos en aflicción, si clamamos al Señor, Él nos oye y nos libra. Dios
no se queda estático mirando cómo sufrimos.
En Salmos 22:24
Dios se manifiesta como un Dios que está atento al dolor y al sufrimiento que
padecemos. Él lo sabe muy bien, tanto que en una ocasión dijo:
“En
el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan
16:33)
Dios es vencedor de los problemas y de las
dificultades. También es vencedor de la aflicción que ocasiona este
mundo. Y aunque nosotros no seamos quitados del mundo, sí somos guardados del mal.
El maligno podrá enviar sus dardos de fuego con la intención
de destruirnos. Pero lo más que puede hacer es afligir si Dios se lo permite,
mas no puede arrebatarnos de las manos del Señor. El enemigo no puede
separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús.
Cuando
afligidos estemos
invoquemos el santo Nombre de Dios y veremos su salvación. Él estará allí,
pronto para oír y salvar.
Cuando
afligidos estemos
Dios saldrá a nuestro encuentro para darnos su ayuda; Para darnos el abrazo que
necesitamos. ¡Nadie puede hacerlo mejor que Él!
Dios tiene su rostro hacia nosotros oyendo nuestro
clamor. No solo coloca su oído para oír, sino que nos mira. Nos observa con
amor mientras nos escucha. ¡Este
es nuestro Dios!
Nuestro Padre y Amigo. A Él podemos venir y en Él podemos descansar mientras
nos observa con su mirada cálida llena de ternura.
Se detiene a escucharte atentamente con
amor.
Él te observa y te da la oportuna consolación,
Mientras tú le expresas lo que te causa ese dolor.
Para glorificar y
bendecir su Santo Nombre.
Para anunciar sus virtudes por
toda la eternidad,
Porque nunca su rostro del
afligido Él esconde.
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