NO TEMAS...
DIOS PELEA POR TI
Y
les dirá: oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos;
no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis
delante de ellos; Porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por
vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros. (Deuteronomio 20:3-4)
¿Qué mayor razón
tendríamos nosotros para vivir tranquilos y confiados, sino el hecho de saber
que Dios pelea a nuestro favor contra nuestros enemigos?
¡Claro que sí! Dios
mismo lo hace, sin intermediarios y sin que yo intervenga. Esto es lo que garantiza nuestra victoria. De ahí que seamos
llamados “Más que vencedores”
Antes, en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:37)
Por causa de Cristo
hoy somos hijos de Dios, y Dios nuestro Padre Celestial, nos defiende de
nuestros enemigos.
¡A
propósito! ¿Cuáles son tus enemigos?
Alguien que haya leído las Sagradas Escrituras quizá respondería: “Mis enemigos son el
diablo, el mundo y mi propia carne.”
Pues
bien, cualquiera que haya sido tu respuesta, quiero decirte que, el Señor
promete darnos la victoria contra cualquier enemigo. ¡Cuánto más si se trata de
enemigos espirituales! Pues, ellos
combaten con una fuerza superior a nuestras fuerzas, y solo alguien mayor que
nosotros y alguien mayor que ellos podría derrotarlos.
¡Pero déjame decirte
algo más! antes de que obtengamos la victoria hay que pelear, porque ninguna
victoria se obtiene sin esfuerzo.
Leamos atentamente el
siguiente texto Bíblico para corroborar lo dicho anteriormente:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en la regiones celestes. (Efesios
6:12)
Ahora bien, leamos
una vez más la segunda parte del texto del encabezamiento que dice: “Porque Jehová
vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros
enemigos, para salvaros.”
“Dios va con nosotros”
Significa entonces que nosotros hacemos una parte.
¿Por qué Dios no va
solo y nosotros esperamos pasivamente a que él lo hago todo?
¿Será porque debemos
tomar la determinación de hacer frente a nuestros enemigos con Dios a nuestro
lado? ¿O dejar que Dios nos defienda y salir nosotros huyendo?
Cuando un niño es
atacado busca a su padre y lo lleva hasta
aquel que lo está amedrentando y le muestra diciendo:
“papi, ese es el que me está atacando”
“papi, ese es el que me está atacando”
El niño tiene la
suficiente confianza para saber que después de la intervención de su padre, él quedará
libre.
Digamos entonces con
sumo gozo como aquel niño que depende y confía en su padre:
Señor,
hazme libre de todos mis enemigos,
Aquí
te muestro los que me están atacando.
Por
favor pelea por mí y sean ellos vencidos,
Y que mi corazón jamás sea intimidado.
Señor,
tú peleas por todos los que en ti confían,
Por
los que se sienten incapaces de hacerlo solos.
Oro que seamos conscientes de tu dulce compañía,
Y que como hijos vivamos cada del mismo modo.
Amándote,
creyendo y atrayendo tu atención,
Para
no temer al que quisiera amedrentarnos.
Pues
tú has dicho: “Que no desmaye tu corazón”
"Porque yo peleo a su favor de para
salvarlos."
Muchas
gracias por tu ayuda, amado Señor,
Gracias por librarnos del enemigo alrededor.
Gracias
por defendernos en todo momento,
Máxime
de los peligros de este último tiempo.
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