Vida eterna
COMAMOS
Y VIVAMOS
Como
me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él
también vivirá por mí. (Juan 6:57)
En una ocasión Jesús dijo: "...No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mateo 4:4)
Indiscutiblemente nosotros necesitamos el pan diario para el cuerpo. Sin embargo, por cuanto somos espíritu, alma y cuerpo, hay una razón prioritaria de alimentarnos más de lo espiritual.
Hay transferencia de Vida cuando comemos a Jesús,
que es la Palabra de Dios. Si recibimos este alimento cada día, la vida de Dios se
manifestará en nosotros. Podremos crecer en sabiduría, daremos el fruto del
Espíritu Santo, y permaneceremos en Él.
CRECEREMOS
DAREMOS FRUTO
PERMANECEREMOS
¿Qué podría suceder si dejamos de comer la palabra de
Dios?
la respuesta es casi obvia:
Nuestra vida se iría debilitando y se secaría hasta
morir. Solo Jesús nos permite permanecer con vida espiritual.
Si queremos la vida… ¡Comamos
a Jesús! Él es el verdadero
alimento. (Juan 6:55)
Jesús fue enviado por el Padre viviente para dar Vida.
Solo alguien que tiene la vida puede darla a otros, muy bien podríamos aplicar este dicho de la sabiduría popular: “Nadie da lo que no tiene”.
A propósito, podríamos citar un pasaje de las Sagradas
escrituras cuando Pedro y Juan juntos fueron a orar al templo. Allí se
encontraba un hombre cojo de nacimiento que pedía limosna a los que entraban.
Cuando el hombre vio a Pedro y a Juan que iban a entrar, les rogó que le diesen
limosna. Pero Pedro a cambio le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y
anda.” (Hechos 3:1-6)
Este hecho nos muestra el poder de Jesús y su deseo de proveer lo perdurable, algo mucho mejor que aquello que buscamos con ansiedad. Porque aunque el ser humano se afana por lo material, Dios en su infinita misericordia sigue haciendo la invitación a comer de su mesa: Jesús se ofrece a sí mismo
Comamos el verdadero
alimento de vida,
Para no morir, sino vivir eternamente.
¡Comamos! Es la
invitación extendida,
Para vivir al lado de Jesús
por siempre.
No hay verdadera comida,
Que satisfaga un alma hambrienta.
Jesús fue enviado para
dar vida,
Y los que de Él comen se
alimentan.
No es alimento
perecedero,
Es nutrición viva bajada del cielo.
Es alimento para toda la
eternidad,
Y quien de Él come
jamás morirá.
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