El Espíritu Santo
Toda
esta gente va a saber que el Señor no necesita de espadas ni de lanzas para
salvarlos. La victoria es del Señor, y Él va a ponerlos a ustedes en nuestras
manos.
(1 Samuel 17:47) RVC
Dios no necesita usar armas humanas cuando se trata de
pelear sus batallas, pues si así fuera, su gloria sería compartida con los
hombres. Pero ya lo ha dicho:
“Yo,
el Señor; este es mi nombre. No daré mi gloria a otros ni mi alabanza a los ídolos.”
(Isaías 42:8) RVA-2015
Y porque Dios es TODOPODEROSO, sus armas son
suficientes para poder vencer y permanecer en victoria.
Recordemos estas palabras:
“No
con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Zacarías 4:6)
Cuando Dios dice que de Él es la batalla, esta
afirmación se constituye en nuestra mejor garantía. Entonces, ¡Permanezcamos
tranquilos porque la victoria es segura!
Nuestra confianza no debe estar puesta en nuestras propias
fuerzas sino en las de Dios y en la potencia de su Santo Espíritu; por medio de Él, nosotros podemos
destruir cualquier obra del enemigo.
Todo aquello que represente amenaza para el pueblo de
Dios y que de alguna manera pretenda destruirle, debe ser enfrentado con el poder del Espíritu
Santo.
Declaremos ahora mismo:
“Jehová
el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis
alturas me hace andar”
(Habacuc 3:19)
Gracias
Señor porque peleas mis batallas.
Una
vez más el Cristo de la gloria Vence,
Con
su Santo Espíritu a Él nadie le gana.
El
enemigo hace tiempos fue vencido,
Por
nuestro Señor, Dios todopoderoso.
Le
quitó sus armas dejándolo tendido,
¡Ahora
demos Gloria al Cristo Victorioso!
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