respuesta al clamor
JUSTICIA DE DIOS
¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día
y noche? ¿Se tardará en responderles? (Lucas 18:7)
Hay requisitos que debemos
cumplir para recibir justicia de Dios:
1. Ser escogidos de Dios
(Efesios 1:4)
2. Clamar con perseverancia
(Salmos 88:1)
Las respuestas de Dios siempre
llegan oportunamente. Cuando no las recibimos en el momento que deseamos es
porque todavía no es el tiempo, pues Dios actúa y responde con exactitud porque Él
es justo.
La primera pregunta que el
Señor hace la responde Él mismo de manera implícita:
¿Se tardará en responderles?
Dice el Señor: “Que
claman a él día y noche”
Algo imperativo es que… ¡Debemos clamar!
La tendencia humana es
primero buscar ayuda en los hombres, mas Dios nos dice que debemos clamar a Él.
Podemos gritar si es necesario y no recibiremos reproche alguno. Su mano
generosa será extendida y atento estará su oído cada vez que a Él clamemos. No se
cansará sino que efectivamente nos dará su respuesta.
Dios no se tardará. No nos
dejará esperando toda la vida. No, su
respuesta llegará oportunamente.
Si solamente oramos cuando
nos oprime alguna situación, pero no cuando hay cierta quietud y tranquilidad, estamos asumiendo una
actitud pasiva; estamos haciendo el tipo de oración ocasional que solo busca satisfacción inmediata. Pero la oración perseverante es aquella que se propone
recoger frutos que trasciendan para la eternidad.
En la medida que obedezcamos a Dios en ésta orden: Orar
con perseverancia (orar sin cesar) (1. Tes.5:17) En esta medida
recibiremos la respuesta oportunamente. ¡No se tardará!
Ayúdame oh Dios a orar sin desmayar.
Que pueda yo anhelarte desde el fondo de mi alma,
Que no sea yo una visitante ocasional.
Que llegue ante tu presencia con gozo,
Con gran regocijo venga a ti y
clame.
Que piense siempre en buscar tu rostro,
Que con deseo ferviente y decisión constante,
Me aferre a tus promesas para
tener reposo.
No tardas en responder y darme salvación.
Porque cada oración que a ti he elevado,
Están en las memorias de tu libro sagrado.
Y cuando fervientemente he clamado,
Tú te has hecho presente en medio del dolor.
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