Nuevas fuerzas


¡NO PIERDAS LA ESPERANZA!


Aún los muchachos se fatigan y se cansan; los jóvenes tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. (Isaías 40:30-31) RVA-2015
¿Has oído decir, “La esperanza es lo último que se pierde”? Pues, algo de cierto hay en este proverbio popular.

¿Sabes por qué?

Porque la Biblia declara que hay tres cosas que son permanentes:
La fe (Confianza en Dios).
La esperanza (Seguridad de que Dios cumplirá sus promesas).
El amor (Una entrega sacrificial)

A propósito de la "Esperanza", yo pienso a manera personal, que algunas veces se usa popularmente esta palabra, traducido en términos de recibir algo bueno con relación a lo que se anhela; pero al leer las Sagradas Escrituras, nos damos cuenta que la esperanza no está apoyada en mis propios deseos o en circunstancias fortuitas. Es decir, en algo que sucede inesperadamente y por casualidad, sino en Dios que hace cumplir su palabra.

Siendo La esperanza la seguridad que tenemos en las promesas de Dios, ¿Cómo podríamos orar y esperar el cumplimiento de nuestras peticiones sin apoyarnos en ellas?
Por supuesto que no ¡Absolutamente! Pues, nuestras oraciones y peticiones son basadas en las declaraciones fidedignas del Dios todopoderoso.

Respecto de la fidelidad de Dios leamos lo siguiente:
 “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso;” (Romanos 3:4)

¿Por qué todo hombre es mentiroso?

-Porque el hombre (y la mujer) no son infalibles
-Porque no estamos exentos de errores, debido a nuestra naturaleza pecadora e imperfecta.

Pero existe un Dios perfecto, infalible y fiel; alguien a quien podemos acudir con la certitud que no nos va a fallar ¡JAMÁS! 
Esta es su invitación:
Espera en mis promesas y recibirás nuevas fuerzas.

Ven, cantemos un cántico con gratitud y gozo,
Al que nuevas fuerzas nos ha prometido dar.
Elevemos nuestras voces al Dios todopoderoso,
Démosle la Gloria por sus bendiciones sin par.
Señor, Las fuerzas tuyas quiero,
Es por eso que acudo a ti sin cesar.
Porque aunque se hayan reducido a cero,
Has prometido que me las vas a multiplicar.
Eres mi esperanza, hoy y siempre lo serás.
Y quiero vivir contigo por toda la eternidad.


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