Sanidad para el Alma

¿QUIERES QUE DIOS TE ATIENDA? Porque el SEÑOR es excelso, y atiende al humilde, pero al altivo mira de lejos. (Salmos 138.6) Tengamos presente esta premisa para entender cuál es nuestra condición ante el Creador, la cual deja en evidencia la supremacía del Dios todopoderoso y revela nuestra estatura. Dios por su naturaleza habita en un trono alto y sublime, lleno de gloria y majestad. ¿Quién podrá tener acceso a su presencia? Veamos la respuesta que Él nos da: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15) La habitación del Señor está ubicada en lo alto, donde también habita la santidad. Sin embargo, Dios toma la posición humilde con los humildes. Por tanto, si yo quiero ser atendida por el Señor. Aunque muchas veces se lo

INTERCAMBIO POR AMOR Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos. (Proverbios 23:26) Porque los caminos del Señor son deleitosos y todas sus veredas paz, el transitar por ellos debe ser nuestro mayor anhelo. Pero ésto no será posible sin antes entregarle el corazón. ¿Por qué Dios me pide el corazón? Dios no me pide algo que no pueda darle. No me pide algo de poco valor. Dios me pide lo más precioso porque Él es un Dios de excelencia. Cuando Dios nos pide algo es porque quiere darnos, y de acuerdo al grado de nuestra rendición asimismo vamos a recibir. En nuestro corazón está lo que somos realmente, porque en el corazón está la fuente de nuestra vida. ( Proverbios 4:23) Es por consiguiente el lugar donde Dios quiere entrar: Al centro de nuestro ser   y desde allí seremos transformados. Yo me apropio de la promesa y la escribo de esta manera: “Si yo entrego mi corazón a Dios, mis ojos serán abiertos para ver sus caminos” Es decir, que después de

¡NUNCA MÁS! Así ha dicho el Señor tu Dios, el Dios que aboga por su pueblo: “Ya he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, y la última gota del cáliz de mi ira. Nunca más volverás a beberlo. (Isaías 51:22) RVC Esta es la siguiente declaración que hace el Dios de amor: “Yo abogo por mi pueblo” En 1 Pedro 2:9 Dios dice que somos su pueblo adquirido para que anunciemos sus virtudes. ¿Hay alguna virtud en la presente declaración?   ¿“Yo abogo por mi pueblo”? Que siempre nuestros ojos estén abiertos,  para ver tan grande manifestación de amor. En la defensa que Dios por nosotros ha hecho  Al declararnos justos y libres de condenación. ¿De qué tendría Dios que defenderme?   Y… ¿Por qué tiene que abogar por mí? ¡Es claro! Yo no soy autosuficiente. Yo no tengo la capacidad de defenderme sola. Dios es quien defiende nuestras almas del maligno. Es el único que borra nuestras rebeliones por amor de su nombre y nos declara justos, cuando hayamos puest

¡NO LA PIERDAS DE VISTA!   Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2) Antes de que Dios dijera en el capítulo 12 Verso 2   “Puestos los ojos en Jesús,” en el Capítulo 11 nos ha hablado de hombres y de mujeres de fe. En este Capítulo 12 comienza diciendo en el versículo 1 que debemos correr la carrera que tenemos por delante, libres de todo peso que nos impida avanzar, incluyendo obviamente el pecado . Pero … ¿Cómo podríamos correr llevando a cuestas pesadas cargas? ¿Cómo podría yo correr ligeramente para llegar a la meta sin tener fija mi mirada en el supremo galardón? Los hombres y las mujeres de fe que registra la Biblia son de gran ejemplo para todos nosotros. Pero en ellos no debe estar centrada nuestra mirada aunque hayan sido honorables. El único que puede guiarnos en esta carrera que tenemos por

¡DESPIÉRTAME POR FAVOR! Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios. (Isaías 50:4) Notemos el orden del oír y el orden del hablar : “Dios me dio lengua de sabios” (para saber hablar) “Despertará mi oído ” (para que oiga como los sabios) ¿A quién debo hablar? Y… ¿Cómo debo de hablar? El Señor nos dice que debemos hablarle con sabiduría al cansado. Quien está cansado tiene pocas fuerzas. Se ha debilitado y su ánimo ha menguado. Por esta causa Dios nos da lengua de sabios para hablarle a quien necesita oír. Quien está cansado espera una palabra de fortaleza y consuelo. Necesita de alguien enviado por Dios que pueda comprenderle; él espera que su alma sea sustentada, y justo puede hacerse efectivo con la palabra viva. Dios quiere usarte a ti amigo lector para que alientes corazones afligidos y para que des esperanza a quienes están en bus

¡NO TEMAS!   Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. (Isaías 41:13) Dios con su identidad, usando su nombre personal, nos dice de manera enfática quién es Él (Tu Dios, mi Dios) y qué hace a nuestro favor (Nos sostiene de la mano derecha). Luego concluye diciendo: “No temas, yo te ayudo” El temor es un enemigo que nos trata de acorralar para hacernos perder la visión. El temor nos paraliza al punto de hacernos sentir incapaces de cumplir nuestro llamamiento. El temor nos hace sentir solos e indefensos. Nos hace Perder la seguridad de que Dios está a nuestro lado; pero justo en esos momentos es cuando la mano del Señor se posa sobre la nuestra para sostenernos, pues sabe bien que estamos a punto de desmayar. No lo había mirado de esta manera. ¡Oh Sí, mientras el Señor nos sostiene de la mano derecha, Él nos habla !  De esta manera  nos infunde aliento y fortaleza. Dios nos sostiene para que nos m