MAR ADENTRO
MAR ADENTRO
Cuando terminó de
hablar, (Jesús) dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para
pescar. (Lucas 5:4)
Hay una historia bíblica muy conocida que se titula
“La pesca milagrosa.” Haré un breve recuento basada en Lucas 5:1-11Jesús enseñaba a la multitud junto al lago de Genesaret, también conocido como mar de Galilea o lago de Tiberíades.
En la playa había dos barcas. Pero los pescadores, después de trabajar toda la noche y no haber pescado nada decidieron lavar las redes.
Jesús entró en una de esas barcas, la barca de Simón (uno de los pescadores) y desde allí enseñaba.
Cuando terminó de enseñar a la multitud, le dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echad las redes para pescar.”
Simón obedeció y fueron tantos los peces que atrapó, que fue necesario llamar a sus compañeros para ayudar en la recolección de la pesca.
Simón quedó asombrado, y puesto de rodillas confesó
que era un pecador. Mas Jesús le dijo: “No temas; desde ahora serás pescador de
hombres.”
Entonces Simón y sus compañeros de pesca dejaron todo
y siguieron a Jesús.
Hay grandes lecciones para aprender en esta hermosa
historia. Particularmente a mí me enseña cada vez que la leo. Entre esas
lecciones podría anotar las siguientes:
ü Con Jesús siempre hay solución en lo
que humanamente es imposible.
ü Con mis propias fuerzas puedo fallar
aunque tenga el conocimiento.
ü Voluntariamente debo permitir que Jesús
tome el control de mi vida y de lo que estoy haciendo.
Aunque tú seas un maestro, un médico, un abogado, una
ama de casa, secretario(a), comerciante, o cualquier que sea tu ocupación, si
no le permites a Jesús que te dirija, si no le permites que “entre
en tu barca” seguirás frustrado
con los resultados que hasta ahora has obtenido.
Tal vez este no sea tu caso y me podrías decir: “Yo
soy persona exitosa en lo que emprendo.”
¡Excelente! ¿Imagina lo que podrías lograr con
la presencia de Jesús? Porque tu éxito ya no será para mostrar lo que tú eres,
será para revelar la persona del Señor Jesucristo: su carácter, su autoridad,
su poder.
Yo comencé mi labor docente siendo muy joven, y ese
mismo año acepté al Señor Jesucristo como Salvador de mi alma. No
inmediatamente le di a Él toda participación en mi desempeño laboral, esto
sucedió gradualmente hasta entender que me llamaba como maestra de su palabra.
Yo no dejé de ser una maestra como Simón no dejó de
ser un pescador. Lo que cambió fue el enfoque y la perspectiva en la aplicación
del ejercicio vocacional.
¿Te satisface la labor
que estás desempeñando?
Son dos preguntas que
un día me hice a mí,
Por eso con propiedad
hoy te estoy hablando.
Pude ver resultados
académicos en los estudiantes.
Algo sucedía
dentro de mí y no sabía lo que pasaba,
Y era Jesús llamándome a dar un paso adelante.
Para que me diera
cuenta del llamado que Él me hiciera.
Ya me sentía fuera de
lugar en la escuela tradicional,
Su voz era cada vez
más fuerte porque me quería usar.
Yo no lo entendía y
argumentaba para el proceso dilatar,
Así que Jesús con sus
estrategias me movió a otro lugar,
Entonces comprendí que
era hora de que le obedeciera.
Cumpliendo en el
ministerio al cual me ha llamado.
Jesús paga el salario
que no recibí en el Min Educación,
Pues ahora no es dinero
sino almas para su Honor.
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