¡ALGUIEN ME HA HERIDO!


¡ALGUIEN ME HA HERIDO!
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Son más confiables las heridas del que ama, que los falsos besos del que aborrece. (Proverbios 27:6)
Si en alguna ocasión te han herido, dejando tu corazón lastimado hasta el día de hoy, espero que al leer estas palabras puedas meditar acerca del trasfondo de dicho acontecimiento y recibas sanidad.

No puedo asegurar que la persona que te causó la herida lo haya hecho precisamente con ese propósito. Pero de algo estoy segura y es que tanto tú como yo hemos sido lastimad@s por alguien que ha profesado amarnos, y después que hemos sido herid@s nos hemos preguntado:

¿”Dónde está el amor”? “¡Si me amara, no me causaría este dolor!”
Pero se nos olvida que nosotr@s también hemos causado heridas a nuestros seres más cercanos: padres, hijos, hermanos…

¿Y acaso no los amamos?
¿Somos conscientes que los hemos lastimado?
Sin embargo, a pesar de haberles herido, nuestro amor no fue minimizado; sino que un sabor a culpa recorrió nuestro interior.
¿Cuál es la razón para que se dé esta situación en círculo?

Ø Nuestra naturaleza humana, frágil y pecadora,  que con su lengua destruye.
Acerca de ello la palabra de Dios dice que, ningún ser humano puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. (Santiago 3:8)

También en el versículo 2 del mismo capítulo 3 del libro de Santiago se nos dice que todos ofendemos muchas veces.  Que Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz de refrenar todo su cuerpo.

Parece ser entonces que estuviéramos frente a un mal que procede justo de nuestra lengua, un pequeño miembro de nuestro cuerpo que se jacta de grandes cosas.

Pero... Será la lengua el problema?
¿O será que hay otra raíz que lo origina?
¡Seguramente ya tienes la respuesta!

Sí, la raíz es el corazón, porque lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. (Mateo 15:18)

Frente a este grave problema te presento la solución.
Y es rendir voluntariamente a Jesucristo tu corazón.
Permitiendo que el Espíritu Santo gobierne tu vida,
Te de equilibrio emocional y sea sanada toda herida.

 
Estemos conscientes que alguien debe gobernar y no es la razón,
Y que ese alguien ya nos fue dado y es Jesucristo el Salvador.
Él dio su vida para salvarnos del pecado y de la condenación,
Vino a esta tierra sufrió nuestros dolores y nos trajo redención.

 
Gracias damos que en Cristo toda herida es sanada,
Él cambia nuestro corazón y nos ayuda a perdonar.
Coloca su bálsamo celestial y nos hace cicatrizar,
De tal manera que toda nuestra alma es restaurada.

 

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