UN ALMA ENCARCELADA


UN ALMA ENCARCELADA
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Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre;...  (salmos 142:7)

Estudiando acerca de la vida del rey David y analizando una de las etapas que tuvo que atravesar, podríamos encontrar alguna similitud con relación a nosotros.

David amaba profundamente a Dios y su mayor anhelo era tener su presencia; por tal razón, en más de una ocasión le pidió que no quitara de sí su Santo Espíritu.

Siendo perseguido por el rey Saúl David tuvo que esconderse en una cueva; la cueva de Adulam, cuyo nombre significa “Refugio”, y esto fue precisamente lo que hizo David al huir de su perseguidor el rey Saúl.
Allí en la cueva David estaba a salvo, pero seguía en angustia; y aunque su cuerpo estaba protegido su alma estaba aprisionada y en riesgo. ¡Claro está que no era por ausencia de personas, por estar solo o por la persecución en sí misma! Pues sus familiares vinieron a él y además se le unieron como 400 hombres entre ellos los afligidos, los endeudados y los amargados.

¿Qué nos enseña esta situación?
Pensemos en nosotros mismos si alguna vez hemos estado rodeados de muchas personas, pero sintiéndonos solos. ¿Te ha sucedido algo parecido?

Pues bien, había una razón en David y es la misma razón por la que nos pudo haber sucedido a nosotros tal situación o que ahora mismo tú estés viviendo.
Esta situación tiene nombre: “El alma encarcelada”

¿Sabes a qué nos referimos verdad?

¡Exactamente era lo que le estaba sucediendo al rey! Y era quizá lo que más le dolía, pues él no podía alabar a Dios, no tenía libertad y estaba en gran aflicción; por tal razón clamó a Dios pidiéndole que sacara su alma de la cárcel para alabarle, mas no le pidió a Dios que lo libertara de la cueva para atacar al adversario.

Muchas veces no entendemos por qué estamos tristes, por qué nos sentimos vacíos o insatisfechos aun teniéndolo “todo”. Hay una explicación y se refiere al estado del alma. Ella necesita alabar a su creador porque para eso fuimos creados. (Salmos 150)
Lo mejor de todo es que el rey David no se quedó en la cueva para siempre, sino que salió y gozó de completa libertad ¡Tanta fue su libertad que pudo saltar y danzar con todas sus fuerzas! (2 Samuel 6:14-16)
Entonces? ... Hay esperanza !


Hoy es el día en que debemos abrir nuestro corazón,
Y decirle a Dios lo que sucede dentro de nuestro ser.
No hay que fingir estar alegres si tenemos un dolor,
Pues Dios todo lo sabe y nada le podemos esconder.
 
Dios saca nuestra alma de la cárcel para que lo alabemos,
¿No crees entonces que Él esté interesado en hacerlo contigo?
Dios nos ha creado justamente con ese propósito mi amigo,
¿Cómo no nos daría su ayuda si la causa le exponemos?
 
Permanecer en libertad lo anhelamos verdaderamente,
Pero no para vivir y hacer las cosas caprichosamente.
Sino porque el alma pide a gritos alabar a su creador,
Con la verdadera libertad que da Cristo el Salvador.
 
Escapa HOY por tu vida te lo dice el Dios todopoderoso,
Yo te hago libre. Solo debes esforzarte y correr hacia mí.
Clama y derrama tus lágrimas, expresa lo que te hace sufrir,
Que aquí estoy yo esperando para darte el debido reposo.
 
 

 

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