Gratitud
Bendice, oh alma mía, al
SEÑOR. Bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, oh alma mía, al SEÑOR
y no olvides ninguno de sus beneficios. (Salmos 69:30)
He aquí que la mano del Señor no se ha acortado para ayudar a cada uno de sus hijos que claman en busca de ayuda. Dios es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Él es nuestro socorro.
Dios siempre está esperando la apertura y disposición de nuestro corazón para derramar más de su Espíritu Santo. Pues, su palabra dice, que Él no da el Espíritu por medida (Juan 3:34)
Porque
Jesucristo es el regalo de Vida Celestial,
Bendice, oh alma mía, al SEÑOR
y no olvides ninguno de sus beneficios. (Salmos 69:30)
En respuesta a la gracia y a la misericordia de
Dios, mucho más que a mis oraciones, hoy puedo disfrutar de su paz y su gozo como mis mayores bendiciones.
Dios nos colma cada día de sus beneficios (Salmos 68:19) Porque tiene
pensamientos de bien y no de mal para darnos un futuro lleno de esperanza. (Jeremías 29:11)He aquí que la mano del Señor no se ha acortado para ayudar a cada uno de sus hijos que claman en busca de ayuda. Dios es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Él es nuestro socorro.
Dios siempre está esperando la apertura y disposición de nuestro corazón para derramar más de su Espíritu Santo. Pues, su palabra dice, que Él no da el Espíritu por medida (Juan 3:34)
El Señor quiere bendecirnos rebosantemente para que
entonces podamos decir como dijo el salmista David: “unges mi cabeza con
aceite, mi copa está rebosando.” (Salmos
23:5c)
David había aprendido desde el lugar secreto a comunicarse
con Dios, y a conocerle; de tal manera que siendo aún muy joven, pudo
enfrentarse a un gigante y vencerlo. (1
Samuel 17)
¿Tienes tú algún gigante que te intimida?
¿Qué armas estás usando para combatirlo?
Yo no soy más fuerte que tú amigo lector.
Tengo debilidades como tú las tienes. Pero recuerda que la gracia de Dios nos sostiene y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra
debilidad. (Romanos 8:26-27)
Te invito entonces a que unamos nuestras voces y exaltemos
con gratitud el nombre del Señor, como un memorial por los beneficios recibidos:
Él
es quien nos da la lluvia temprana y tardía.
Por
amor riega la tierra en tiempos de sequía,
Es
el agua viva más pura que la del manantial.
Eres
genuina inspiración que alegra nuestros días,
Me
acuerdo de ti en las noches y me haces suspirar.
Me
has contagiado con tu risa y con tu alegría,
Que
hoy puedo decir: De ti me he podido enamorar.
Por
tus misericordias y tu gracia infinita te exalto,
Por
darme mucho más de lo que pido o entiendo.
Con
mi voz a ti clamo y entono un nuevo canto,
Rindo
otra vez a ti mi vida ¡Oh mi Padre eterno!
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