Fortaleza



¡NECESITO AYUDA!

Resultado de imagen para Dios me ha fortalecido
En mi angustia clamé al SENOR, y Él me respondió. (Salmos 120:1)
Señor, a ti clamo desde lo más profundo de mi ser. Clamo pidiendo tu ayuda. Tú lo entiendes muy bien, porque tú clamaste al Padre cuando te encontrabas en angustia.
¡Ven pronto por favor, que estoy en agonía y grande aflicción!
Solo tú comprendes las batallas espirituales que he tenido que librar.

Así como le revelaste al rey David tu agonía cuando dijeras “No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quién ayude.” (Salmos 22:11-14)
A mí, con tu gran poder Oh Dios, puedes dotarme de discernimiento y sabiduría para enfrentar esta batalla y salir vencedora. Pues, yo no podría entenderlo con la mente natural. ¡No!  Es necesario oír y creer lo que tú dices acerca de las batallas que libramos a diario. De esta manera comprobamos que no son seres visibles los que nos atacan; si fueran visibles ya habrían sido exterminados con las armas de guerra tan poderosas que han sido creadas. Pero…lo cierto es que son reales, son espirituales e invisibles, y se deben combatir de la misma manera.
Entonces Señor, te hago este pedido:
¡Por favor ayúdame a usar las armas de milicia que has entregado a tus hijos contra las obras de maldad!

Ayúdame a usar la autoridad contra toda fuerza del enemigo, con la certeza de que nada me dañará.
Como clamaba el rey David por la presencia de Dios,
Similar a un ciervo por las corrientes de las aguas.
Así se ha derramado mi alma en medio del dolor,
Siendo de día y de noche mi pan y mis lágrimas.
Tribulación y angustia me han turbado sobremanera,
¡Pero no me callaré! Seguiré alabando a mi Señor.
Porque tú me has rescatado y convertido en lumbrera,
También te exaltaré Señor, porque has oído mi clamor.

 En angustia y desolación caminando en este valle,
Ha sido como encontrarme con las garras del león.
Pero en tu nombre ha huido sin poder derrotarme,
Y yo sigo en pie hablando tu palabra con más vigor.
La angustia y el dolor siempre serán un momento,
Como en tu amor, la ira y el furor son pasajeros.
Así mismo fue la duración de mi triste lamento,
Hoy con gozo y alegría predico al mundo entero.
¿Quién no ha pasado por angustiosos momentos?
¿Quién no ha sentido que su hora final ya llegó?
Pero aunque hemos vivido esos duros tiempos,
Hoy testificamos de un Dios que nos fortaleció.

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