PARA SIEMPRE
ÉSTO
TE PIDO
Dame,
hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos. (Proverbios 23:26)
El único Padre facultado
para pedir el corazón a sus hijos es Dios. Y cuando él pide algo, se compromete
a dar también.Notemos que Dios dice “Dame”. No dice “Préstame tu corazón por un cierto tiempo.”
¿Tiene Dios el derecho de pedir el corazón? ¡Claro que sí!
Porque cuando hablamos de corazón estamos hablando del espíritu.
Y… ¿Quién dio el espíritu al hombre?
Pues, sabemos que nuestro
cuerpo (polvo) volverá a la tierra, como era, y el espíritu volverá a Dios que
lo dio (Eclesiastés 12:7)
Dios nos revela que al
pedirnos el corazón su intención es salvarnos. Desde el momento en que hace la
petición nos llama hijos, apelando a nuestra obediencia. Si obedecemos a su
llamado, Él se compromete a darnos a cambio algo de Gran valor, y ese algo es Visión espiritual. Lo cual evidencia que
sin entregar a Dios el corazón, ¡Estamos ciegos!
Entregar el corazón a Dios
es suficiente. ¿Sabes por qué? Porque en el corazón está contenida nuestra vida
(Proverbios 4:23)
El corazón es similar a un
recipiente en el cual se almacena todo nuestro ser espiritual. Claro está que
no estamos hablando del corazón de carne, biológico, que bombea la sangre al
cuerpo. Por esa razón, Dios no pide las manos, Dios no pide los pies, u otro
miembro del cuerpo. Sino que PRIMERO pide el CORAZÓN.Cuando entregamos el corazón al Señor, se recupera nuestro entendimiento espiritual. Se abren nuestros ojos para ver los caminos que Él nos ha trazado y así andaremos en ellos.
Es en el corazón donde se albergan los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. (Mateo 15:19)
En
conclusión, Dios quiere limpiar nuestro corazón para que sean
abiertos los ojos de nuestro entendimiento.
¿Serías
tan egoísta al punto de negarte a ser bendecido?
No
desprecies su llamado y examina lo que Él te quiere dar,
¿No
es este el mejor regalo que jamás hayas recibido?
Mi mayor anhelo es que seas salvo estimado amigo.
No
dejes para mañana esta decisión. Ahora es el momento!
Entrega
tu corazón a Dios, y recupera lo que habías perdido.
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