"Mi aposento"


A PUERTA CERRADA
Imagen relacionada
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo 6:6)

En temas anteriores estuvimos meditando acerca de la oración, y nos detuvimos a analizar algunos aspectos de suma importancia relacionados con la vida de los creyentes.
En esta ocasión, tomando como base Mateo 6:6, entraremos a considerar algunas palabras claves.

El Señor Jesús nos dice que cuando oremos entremos en nuestro aposento.
Yo debo entrar en "mi propio aposento", lo cual no se refiere precisamente a un lugar físico o geográfico, pues la oración es un acto espiritual.

Los fariseos amaban el orar en pie en las sinagogas y en las calles, para ser vistos de los hombres; por consiguiente la única recompensa que ellos recibían era ésta: “ser vistos de los hombres.”  Pero Jesús nos dice, a sus discípulos, que entremos en nuestro aposento.
Esto indica la necesidad de dar un paso de fe que nos permita centrarnos en Dios y solo en Él; dejando de lado las distracciones, las ocupaciones, y cualquier tipo de motivación errada.

ENTRAR: Implica tomar una decisión.  Y no tenemos siquiera que “tocar la puerta” pues esta puerta permanece abierta permitiéndonos el libre acceso al Padre (Mateo 27:50-51) (Hebreos 10:19-22)

APOSENTO: Habitación. Área privada de una casa. Justo es allí donde podemos tener intimidad con Dios.
Nuestro ser interior está lleno de pensamientos, de anhelos, de sentimientos, y de innumerables situaciones que el mundo no conoce. Pero Dios que lo conoce todo, a Él le podemos decir lo que ocurre dentro de nosotros. A Dios le podemos desnudar nuestra alma en auténtica intimidad.

Después de entrar en Nuestro Aposento, el Señor dice: “Cierra la puerta”

¡Ahora estamos en sus manos! ¡Cara a cara!  Sin nadie ni nada que estorbe, porque a fin de cuentas se trata de un asunto entre Dios y nosotros.
Ahora sí llegó el momento de orar, de hablar con el Padre. Pero antes debemos revisar cómo está nuestra relación con nuestro padre terrenal. Es posible que algo tengamos que arreglar.

Hoy es tu oportunidad para que voluntariamente decidas perdonar.
Es tu oportunidad de conocer el amor de Dios que sana toda alma herida.
Ora al Padre Celestial y cuéntale con sinceridad lo que sucede en tu vida,
Porque todo lo que se había perdido Jesucristo vino a buscar y a salvar.

 Si aún tú no eres hijo o hija del Padre Celestial,
Porque no has aceptado a Cristo como Salvador.
Hoy es el día que si crees con todo tu corazón,
Y decides con tu boca su señorío confesar,
En este mismo instante recibes la salvación.

 Después que recibes la salvación como el regalo de vida eterna,
Te conviertes en hijo, lo dice Juan 1:12 en las Sagradas Escrituras.
Ahora puedes orar al Padre que está en secreto sin nada que te detenga,
Y obtendrás la respuesta a tu oración y del Espíritu Santo la llenura.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cómo Vencer El Temor

Lo Invisible de Dios

Desde lo Alto

¿ERES O NO ERES?

EL HORNO DE LA AFLICCIÓN

NO SERÁS AVERGONZADO

DE NOCHE Y DE DÍA

¿FE O JUSTICIA?

NO TEMAS...

¡DE TODO CORAZÓN!