IRÉ... Porque Dios estará con mi boca



Resultado de imagen para una mujer caminando con la Biblia e la mano

Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te ensenaré lo que hayas de hablar(Éxodo 4:12)

Hemos leído acerca de la vida de hombres que necesitaron oír estas palabras, justo para poderse mover a cumplir una misión; que, dicho sea de paso, ya les había sido declarada de antemano. Pero por poca disciplina, temor, razonamiento, o indistintamente cual haya sido la razón, se habían quedado quietos en un lugar diferente.

En ocasiones nos ha sucedido a nosotros igual que a esos hombres mencionados en la Biblia, quienes necesitaron oír de parte de Dios las mismas palabras: “Ve porque yo estaré con tu boca.”

¡Qué gran diferencia cuando se va a cierto lugar a cumplir una misión solos, con las propias fuerzas, que cuando se hace con las fuerzas de Dios, con la Palabra que Dios nos da!

Si leemos atentamente el versículo del encabezamiento, nos damos cuenta que a veces Dios no dice lo que debemos hablar ahora, sino que nos lo dice después. 

Notemos que cuando el Señor da la orden de IR, Él también se compromete a dar la palabra.  Es por eso que dice: “Te enseñaré” Indicando esto que, necesitamos tener un espíritu enseñable para poder obedecer a Dios. La regla es: Obedecer y después Dios nos enseñará.

¿No le ha sucedido a usted que antes de obedecer, primero ha insistido en que Dios le explique el por qué tiene que hacer esto o aquello? ¿Insiste en conocer los detalles del plan?

Pues, mi estimado lector, a muchas personas nos ha sucedido lo mismo. Sin embargo, ¿Cuál ha sido el resultado? ¡Que hasta no rendirnos no hemos podido cumplir la voluntad de Dios! Hemos perdido tiempo en esa lucha de exigir, conocer, preguntar, razonar… Pero finalmente, después de batallar… ¡Cedemos cansados! ¡Por eso que se nos hace pesado y difícil cumplir la tarea!

Dios trabaja con personas enseñables. Con personas que reconocen su ignorancia e incapacidad. Dios trabaja con aquellas personas que dicen: “Yo no sé nada, pero tú los sabes todo. Aquí estoy Señor, usa mi boca porque tú me la diste y tuya es.”

¿Por qué preocuparnos entonces por lo que hemos decir?

¡Nosotros mismos no sabemos lo que hemos de decir! Más tenemos la garantía que si vamos y hablamos, Dios no nos dejará avergonzados. (Salmos 25:3)

El enemigo intentará sembrar temor para que a Dios se le desobedezca y no se le dé la Gloria. Pero seamos obedientes agradando a quien nos ha llamado para cumplir su propósito; porque si Dios nos envía, él nos equipa, nos dará los recursos para cumplir la misión y estará con nosotros para siempre.


Señor, quiero yo ser enseñada por ti,

Para hablar al mundo tu Palabra de Vida.

Que no tenga excusas para no cumplir,

Sino que vaya y hable a las almas perdidas.

 

Cuando en nosotros mismos queremos confiar,

No nos atrevemos con libertad a hablar.

Pero si tan solo nos disponemos,

La Palabra de Dios estará en nuestra boca.

Pues no somos nosotros quienes lo hacemos,

Sino Dios mismo quien magistralmente la coloca.

 

Rindo mi vida a ti Señor,

Para hablar según tu voluntad.

Que no haya dudas ni temor,

De que tú me vas a respaldar.

 

Te pido perdón por no haber hablado,

Impidiendo que otros sean transformados.

Gracias por darme la oportunidad,

De hablar al mundo de tu Verdad.

 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cómo Vencer El Temor

Lo Invisible de Dios

Desde lo Alto

¿ERES O NO ERES?

EL HORNO DE LA AFLICCIÓN

NO SERÁS AVERGONZADO

DE NOCHE Y DE DÍA

¿FE O JUSTICIA?

NO TEMAS...

¡DE TODO CORAZÓN!