Al escribir este mensaje y teniendo como enfoque la manifestación del amor de
Dios, me viene a la memoria las palabras dichas por el Señor Jesús a sus
discípulos en cierta ocasión: “Y
al que a mí viene, no le echo fuera.” (Juan 6:37)
¿Qué te dice a ti particularmente ésta expresión estimado amigo?
¿Qué
atributos de Dios se resaltan?
Yo podría exponer mi propio pensamiento y la impresión de mi corazón. Pero sería
más sabio permitir que Dios nos ayude a descubrir desde la perspectiva de su
Santa Palabra el mensaje que Él ha querido transmitir.
Mis reflexiones tienen como propósito no solo dar a conocer la excelencia del
poder de la palabra de Dios actuando en mí de manera personal, sino que tú
también estimado lector, medites y conozcas de cerca el amor del Señor
Jesucristo.
Cada día
que vivimos en esta tierra tenemos múltiples oportunidades de conocer más a
Dios. Ese es precisamente su deseo: Que le busquemos y que le conozcamos. Que
busquemos su rostro y no sus manos.
¿Cuántas veces hemos dejado de buscar el rostro de Dios para buscar sus manos?
Sabes a qué me refiero, ¿Cierto?
Si contamos el número de nuestras infidelidades, nos consideraríamos no aptos
ni merecedores del amor de Dios, y ¡Seguro
que no lo somos! sin embargo, Dios sigue ahí esperando por
nosotros. Aunque lo ignoremos, Dios permanece fiel a su amor inalterable;
porque Él es Dios de misericordia e infinita bondad.
Hoy quiero darte una voz de esperanza si te has apartado de Dios. Hoy es
el día para que decidas volver a Él. Puedes estar seguro que lo vas a
encontrar esperando por ti con los brazos abiertos.
Dios quiere que lo busquemos tempranamente y no posterguemos la oportunidad de
ser bendecidos, pues, ciertamente lo que su corazón anhela es revelarse a
nosotros.
Dios no está oculto, más para los que no le buscan lo está.
Dios dice: “Me hallan lo que
temprano me buscan”, indicando esto que nosotros nos hemos
alejado de él. Por causa del pecado hemos perdido la comunión con el Creador.
Estábamos separados y sin acceso. Estábamos además ciegos sin poderle hallar.
Pero siempre habrá oportunidad de encontrarlo si le buscamos con prontitud.
No dejemos pasar esta oportunidad de encontrarnos con Dios.
¡Ven a Él! ¡Ya ha preparado una cita para ti!
No dejes que se apague la llama del amor en ti,
Para que puedas buscar de Dios y su presencia.
Una vez hallado si su comunión tú no vas a
vivir,
Sino que le anhelarás cada día con vehemencia.
Yo experimenté tristeza con mis ojos cegados,
Hubo profundo dolor por causa de la
separación.
No ha habido mayor gozo que retornar a su
lado,
Siguiendo obedientemente a la voz de mi amado,
Nunca más por mi culpa haré sufrir su corazón.
Porque el eterno amor de
Dios ha sido derramado,
Ha sido derramado por su
Espíritu en mi corazón.
Gracias a su intervención
mi mente se ha renovado,
Me ha dado paz y gozo y
me inspira una canción.
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