ESCUCHA LA VOZ DE DIOS


ESCUCHA LA VOZ DE DIOS



Que el Dios de paz os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Romanos 15:13)
¿Cuántas veces has escuchado la frase popular que dice “La esperanza es lo último que se pierde?” Hay cierta verdad en ello, sin embargo cuando se hace mención de esa esperanza, da la sensación que se están refiriendo a la confianza depositada en alguien o en sí mismos, también de estar apelando al último residuo de fe.

Por otra parte hemos visto y oído a personas que por haber puesto su confianza en el Creador del universo, se han constituido en un ejemplo digno de imitar, y de ellos tenemos mucho que aprender. ¿Por qué?... Porque le han creído a un Dios veraz y en consecuencia han visto su gloria.

¡Ciertísimamente! Solo Dios nos hace permanecer fundamentados y firmes en la fe por la esperanza del Evangelio, pues Él es nuestra esperanza, y solo por Él podemos conocer las riquezas de su gloria. (Colosenses 1:23)

Algunas personas ponen su esperanza en los políticos de turno, en los maestros, en el líder espiritual, en un familiar, en amigos, o en alguna circunstancia a su favor.
Hay también otras personas, y son los ricos de este mundo, a quienes se les manda que no pongan su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo (1 Timoteo 6:17)

Me gusta el texto bíblico que habla de creer en el Dios que resucitó a Jesucristo de los muertos, para que nuestra fe y esperanza sean en Dios. (1 Pedro 1:21)

Notemos bien cómo este versículo se relaciona con el texto central de nuestra reflexión en dos maneras coyunturales bien definidas:
- A través de la fe
- En la esperanza

El Señor promete abundancia de esperanza a aquellos que le creen. Esta esperanza dista mucho de la expectativa que tengamos hacia los demás, pues, esperar en Dios es sinónimo de Fe. Pero esperar en los hombres es sinónimo de incertidumbre.

Algo más que podríamos señalar en relación con los dos textos es el Poder del Espíritu Santo, por quien fue resucitado el Señor Jesucristo, y por quien recibimos abundancia de esperanza. Esta es la manera en que nuestra vida cobra sentido: Esperando en las promesas de un Dios fiel.
Me sentí defraudada y sin ánimo de continuar,
Por promesas que no tuvieron cumplimiento.
Pero ciertamente no me había puesto a pensar,
Que esa situación arruinaba mis sentimientos.

Solo cuando decidí apoyarme en las promesas de Dios,
Pude comprobar que dentro de mí había un vacío interior.
Por eso nada ni nadie lo podían llenar completamente,
Pues yo lo buscaba fuera de lugar desafortunadamente.

Buscaba paz, buscaba gozo y plenitud humana,
Me inclinaba por lecturas superficiales y vanas.
Escuchaba las palabras superfluas de los elocuentes.
De marxistas y leninistas que confunden a la gente.

Era divertido lo que estaba conmigo sucediendo,
Aunque día a día me llenaba de más confusión.
Me preguntaba en silencio ¿por qué no entiendo?
¿Por qué en este mundo no encuentro satisfacción?

Una y otra vez sufrí decepción tras decepción,
Apoyada en argumentos filosóficos y humanistas.
Hombres del ayer que no encontraron solución,
A los interrogantes de un mundo existencialista.

Algunos se fueron de la tierra sin Dios y sin esperanza,
Pero prometían a la humanidad plenitud para el alma.
Hoy solo es un recuerdo que a mí me hizo mucho daño,
Por eso no quisiera que tú siguieras ese camino extraño.

Apoya tu esperanza en las promesas del Dios de Israel,
Es el único que te garantiza que si cree verás su gloria.
Nunca me ha fallado y nunca te va a fallar porque Él es fiel,
Con Él no hay decepción alguna sino completa victoria.


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