CIERTAMENTE…
¡TE
L I B R A R É!
Porque
ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por
botín, porque tuviste confianza en mí, dice jehová. (Jeremías 39: 18)
Nuestra vida es de gran
estima delante de Dios; por esta razón él nos
pone a salvo, nos custodia y preserva.
¡Qué gran valor tenemos!
En el pasaje que hoy nos
ocupa, encontramos TRES promesas de parte del Señor, precedidas por un acto de
obediencia de parte nuestra.
PROMESAS:
1. Ser librados2. No caeremos a espada
3. Nuestra vida será nuestro botín
ACTO DE OBEDIENCIA: Nuestra confianza en Dios
Dios siempre nos lleva Gran
ventaja al requerirnos algo. Él, en su manifestación de poder no se iguala a
nosotros por causa de nuestra débil humanidad. De tal manera que, por un solo acto de obediencia nuestra, recibimos
a cambio TRES beneficios divinos.
Cuando confiamos en Dios,
él se compromete a cuidarnos y a
librarnos del enemigo. Ciertamente es una declaración que no necesita
confirmación, pues, es una verdad absoluta
de absoluto cumplimiento.
Como resultado de nuestra obediencia, lo primero que sucederá es que seremos librados. Segundo,
no caeremos a espada (¡Nadie podrá hacernos daño!) y por último, nuestra vida
será nuestro botín.
Hubo una pelea que fue ganada legítimamente por el mismo Gran
general del Ejército: JESUCRISTO Rey de Reyes y Señor de señores.
A él sea la Gloria por todas las edades, por los siglos
de siglos. Amén.
En esta guerra hubo alguien vencedor,
Por lo tanto yo soy más que vencedora.
Declaro al mundo que lo hecho por el
Señor,
Fue vencer al enemigo y darnos la
victoria.
Ciertamente el Señor nos ha librado,
De manera legítima y para siempre.
De las garras del enemigo nos ha salvado.
Y nos dio autoridad para hacerle
frente.
¿Entonces por qué temer a un enemigo
derrotado?
¿Si ya Jesucristo lo venció en la cruz
del Calvario?
Solo creamos en la victoria de nuestro
Señor
Que es nuestra muralla protectora
alrededor.
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