¡PERSEVERA!

¡PERSEVERA!
 

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
(Lucas 18:1-8)
Hay ocasiones en que acudiendo a Dios en oración, y al no obtener respuesta inmediata hemos desistido. Esta es una de las razones por las que el Señor nos ha dejado ejemplos que sin lugar a dudas nos motivan a perseverar en la oración.

El Señor Jesús al final de esta parábola dice:
¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? (Lucas 18:7)

¿Significa entonces que las respuestas a nuestras oraciones son manifestación de la justicia de Dios?
¡Claro que sí!

También significa mi estimado amigo, que la justicia no sería justicia, sin una oración ferviente y perseverante. De ahí que Dios nos demanda la ORACIÓN para que se cumpla su Justicia. ¿No te parece maravilloso?
¡Mira cómo Dios trabaja juntamente con nosotros!
¡Cómo hacemos equipo con un Dios todopoderoso!

El Señor dice que Él hace Justicia. A sus escogidos. A los que claman a Él día y noche (Con perseverancia)

Esto nos dice de manera muy clara que, para recibir justicia de Dios debemos ser escogidos por Él, y  clamar con perseverancia.
Y aunque llegásemos a recibir un No como en el caso de la mujer Cananea que encontramos en  Mateo 15:21-28 y en Marcos 7:24-30, sigamos orando con la seguridad de que nuestras peticiones están de acuerdo con la Voluntad del Señor.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. (1 Juan 5:14-15)

Te invito a que juntos nos acerquemos a Dios.
Si eres consciente de que has desistido en la oración, digamos:

Señor:

Reconozco que no persevero al orar,
Y que en mi búsqueda he desistido.
Por eso mi corazón se ha entristecido,
Pero hoy con arrojo yo me determino,
A orar fervientemente, a orar sin cesar.
Hoy tomo la decisión de continuar,
Para obtener lo que tú me has prometido.
 
Perdona por favor mi actitud negligente,
Te suplico me ayudes, no quiero desmayar.
Yo sé que hay respuestas pendientes,
Seguiré clamando y ellas vendrán sin tardar.
¡Oh Dios, que pueda yo orar con la fe suficiente!
Como un hijo que te ama y quiere perseverar.
Amén…
 

 

 

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